Barinas 23 de marzo 2019
Trayecto II
Encuentro IV
Lugar: Clase virtual
Tema: Clima Escolar
Ensayo
La escuela como espacio de tregua para la convivencia, la paz, la participación, la ciudadanía, el bien común y el compromiso social.
Debemos saber que
el clima escolar
es la percepción que se tiene acerca de la convivencia, y se ha visto que
repercute sobre la posibilidad de aprender, de relacionarse y de trabajar bien.
Promover un buen clima escolar
ayuda en la conformación de un ambiente propicio para enseñar y para aprender.
Además debemos entender la educación para la convivencia y la paz es
un proceso que implica acciones intencionales, sistemáticas y continuas
encaminadas al desarrollo personal y colectivo mediante marcos que generen
formas alternativas de pensar, sentir y actuar como valores que constituyen la
base de una sociedad en paz.
Siempre hemos sabido que la escuela es un escenario privilegiado
para la construcción de ciudadanía y la formación de las capacidades necesarias
para vivir en comunidad. Sin embargo, nunca como antes hemos tenido tantas
preguntas sobre cómo hacer que esta potencia sea una realidad. Esto se debe,
como es entendible, al momento histórico en el que como país vivimos. Sin
embargo, el reto latente es trascender lo meramente operativo para hacer de la
escuela un verdadero escenario de paz. Cuando hablamos de clima escolar
no hablamos solo de un factor asociado a asuntos de desempeño académico o logro
educativo. En esencia, lo que se pone en escena es un dispositivo, que debe
gestionarse, para hacer de la escuela un escenario propicio para los
aprendizajes, incluido desde luego el componente relacional. Desde las anteriores
perspectivas, la propuesta de la escuela como espacio para la paz pasa
necesariamente por una reflexión de esta institución como un escenario con un
clima que permite la convivencia y el desarrollo de competencias
socio-emocionales en los diversos miembros de las comunidades educativas. Antes
de pensar en los contenidos de las cátedras de la paz, es muy conveniente
pensar en la gestión del clima escolar como una tarea institucional fundamental
para la formación de los ciudadanos con capacidad de crear escenarios de
mediación en otros contextos e instituciones sociales. En esta medida es
necesario trazarse retos alcanzables y discursos sencillos para entender la
construcción de paz. No se trata de que todos los estudiantes reciten los
componentes de los acuerdos de cese al fuego, o conozcan de memoria las fases
de la mediación de conflictos. Se trata de encontrar alcances tempranos que
movilicen pensamiento y aporten a la formación de ciudadanías reflexivas,
críticas y positivas. Cuando se piensa en la escuela como escenario de
construcción de paz, podemos empezar por definirla como un espacio escolar en
el que es posible el disenso como parte fundamental de la apropiación del
conocimiento.
La interacción social y la inventiva didáctica en la construcción de conocimientos y
experiencias en el desarrollo del
aprender haciendo y aprender conviviendo
La conducta social depende de la
influencia de otros individuos y la interacción social es una de las claves de
este proceso. Si la conducta social es una respuesta al estímulo social
producido por otros, incluidos los símbolos que ellos transmiten, la
interacción social puede ser concebida como una secuencia de relaciones
estímulo-respuesta. La conducta de una persona es el estímulo para la respuesta
de otra, que a su vez, siguiendo la secuencia, pasa a ser luego el estímulo de
la respuesta siguiente de la primera persona. Las interacciones regularizadas
de este tipo constituyen la base de muchos de los hechos de influencia que
ocurren dentro de las sociedades. Podemos decir que la respuesta (conducta) es
proporcional tanto a la actitud como al estímulo. Es por eso que debemos inculcar en
el estudiante el aprender y el hacer, Aprender consiste en construir conocimiento haciendo
cosas con otros, a partir de la experiencia y la exploración, del ensayo y error, del análisis y la ejecución. Promovemos el
aprendizaje activo cuando diseñamos las
actividades de aula en función de nuestros estudiantes, sus características y
lo que necesitan hacer para aprender. Les ofrecemos posibilidades de
involucrarse o enfrentarse a tareas auténticas, de la vida real, que tienen
significado y valor para ellos. Fomentamos que construyan, armen, diseñen,
fabriquen cosas, y a descubrir en el proceso ideas poderosas que amplían su
comprensión y dominio sobre cómo funciona el mundo. La interacción se desarrolla en diferentes espacios y momentos. Cuando la
interacción ocurre específicamente en el aula se le denomina interacción
didáctica y se trata de un complejo proceso de razonamiento interpersonal
en el cual a las emisiones verbales del docente están en sintonía con la de los
estudiantes. La interacción didáctica se caracteriza por ser fundamentalmente
dialógica. Es un diálogo que se desarrolla en el salón de
clases donde los estudiantes se encuentran en constante intercambio con el
docente como facilitador y promotor de los procesos en pensamiento. En la acción interactiva del aula de clases hay cuatro dimensiones que
deben de ser consideradas: el estudiante, el docente, la interacción misma y el
contenido de la interacción. Por medio de la interacción se impulsa un proceso
de socialización cognitiva y conductual, que en el ámbito educativo cumple un
papel muy importante de perpetuación de la cultura en general y la cultura cognitiva en particular. Desde esta
perspectiva, la tarea del docente es proporcionar un entorno educativo
estimulante que posibilite la curiosidad, actividad, iniciativa, la confianza
para fortalecer el avance en la socialización e la interacción con todos los actores
educativos. Aprender haciendo y aprender conviviendo esto lo entendemos porque los
contenidos teóricos son necesarios para avanzar en el aprendizaje de
cualquier área de conocimiento, pero para lograr retenerlos y dotarlos de
utilidad, es mejor experimentar con ellos. Esto, al menos, promulga la
metodología pedagógica denominada "aprender haciendo"), que desecha
técnicas didácticas como la memorización o la evaluación continua, en favor de
otras que enseñen a los alumnos a "saber hacer". Lo que tenemos que
aprender a hacer, lo aprendemos haciendo". Esta cita, atribuida a
Aristóteles, es la mejor muestra de que la valoración del aprendizaje
experimental sobre el puramente académico no es una moda nueva o una tendencia
pasajera, sino que perdura en el tiempo.
Alumna:
Martha Jaramillo
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