sábado, 1 de junio de 2019

Encuentro IV Clima Escolar

Barinas 23 de marzo 2019

Trayecto II

Encuentro IV
Lugar: Clase virtual
Tema: Clima Escolar



Ensayo 

La escuela como espacio de tregua  para la convivencia, la paz, la participación, la ciudadanía, el bien común y el compromiso social.



Debemos saber que  el clima escolar es la percepción que se tiene acerca de la convivencia, y se ha visto que repercute sobre la posibilidad de aprender, de relacionarse y de trabajar bien. Promover un buen clima escolar ayuda en la conformación de un ambiente propicio para enseñar y para aprender. Además debemos entender la educación para la convivencia y la paz es un proceso que implica acciones intencionales, sistemáticas y continuas encaminadas al desarrollo personal y colectivo mediante marcos que generen formas alternativas de pensar, sentir y actuar como valores que constituyen la base de una sociedad en paz. Siempre hemos sabido que la escuela es un escenario privilegiado para la construcción de ciudadanía y la formación de las capacidades necesarias para vivir en comunidad. Sin embargo, nunca como antes hemos tenido tantas preguntas sobre cómo hacer que esta potencia sea una realidad. Esto se debe, como es entendible, al momento histórico en el que como país vivimos. Sin embargo, el reto latente es trascender lo meramente operativo para hacer de la escuela un verdadero escenario de paz.  Cuando hablamos de clima escolar no hablamos solo de un factor asociado a asuntos de desempeño académico o logro educativo. En esencia, lo que se pone en escena es un dispositivo, que debe gestionarse, para hacer de la escuela un escenario propicio para los aprendizajes, incluido desde luego el componente relacional.  Desde las anteriores perspectivas, la propuesta de la escuela como espacio para la paz pasa necesariamente por una reflexión de esta institución como un escenario con un clima que permite la convivencia y el desarrollo de competencias socio-emocionales en los diversos miembros de las comunidades educativas. Antes de pensar en los contenidos de las cátedras de la paz, es muy conveniente pensar en la gestión del clima escolar como una tarea institucional fundamental para la formación de los ciudadanos con capacidad de crear escenarios de mediación en otros contextos e instituciones sociales. En esta medida es necesario trazarse retos alcanzables y discursos sencillos para entender la construcción de paz. No se trata de que todos los estudiantes reciten los componentes de los acuerdos de cese al fuego, o conozcan de memoria las fases de la mediación de conflictos. Se trata de encontrar alcances tempranos que movilicen pensamiento y aporten a la formación de ciudadanías reflexivas, críticas y positivas. Cuando se piensa en la escuela como escenario de construcción de paz, podemos empezar por definirla como un espacio escolar en el que es posible el disenso como parte fundamental de la apropiación del conocimiento.

La interacción  social y la inventiva didáctica  en la construcción  de conocimientos  y  experiencias  en el desarrollo del aprender  haciendo y aprender conviviendo
La conducta social depende de la influencia de otros individuos y la interacción social es una de las claves de este proceso. Si la conducta social es una respuesta al estímulo social producido por otros, incluidos los símbolos que ellos transmiten, la interacción social puede ser concebida como una secuencia de relaciones estímulo-respuesta. La conducta de una persona es el estímulo para la respuesta de otra, que a su vez, siguiendo la secuencia, pasa a ser luego el estímulo de la respuesta siguiente de la primera persona. Las interacciones regularizadas de este tipo constituyen la base de muchos de los hechos de influencia que ocurren dentro de las sociedades. Podemos decir que la respuesta (conducta) es proporcional tanto a la actitud como al estímulo. Es por eso que debemos inculcar en el estudiante el aprender y el hacer, Aprender consiste en construir conocimiento haciendo cosas con otros, a partir de la experiencia y la exploración, del ensayo y error, del análisis y la ejecución. Promovemos el aprendizaje activo cuando diseñamos las actividades de aula en función de nuestros estudiantes, sus características y lo que necesitan hacer para aprender. Les ofrecemos posibilidades de involucrarse o enfrentarse a tareas auténticas, de la vida real, que tienen significado y valor para ellos. Fomentamos que construyan, armen, diseñen, fabriquen cosas, y a descubrir en el proceso ideas poderosas que amplían su comprensión y dominio sobre cómo funciona el mundo.  La interacción se desarrolla en diferentes espacios y momentos. Cuando la interacción ocurre específicamente en el aula se le denomina interacción didáctica y se trata de un complejo proceso de razonamiento interpersonal en el cual a las emisiones verbales del docente están en sintonía con la de los estudiantes. La interacción didáctica se caracteriza por ser fundamentalmente dialógica. Es un diálogo que se desarrolla en el salón de clases donde los estudiantes se encuentran en constante intercambio con el docente como facilitador y promotor de los procesos en pensamiento.  En la acción interactiva del aula de clases hay cuatro dimensiones que deben de ser consideradas: el estudiante, el docente, la interacción misma y el contenido de la interacción. Por medio de la interacción se impulsa un proceso de socialización cognitiva y conductual, que en el ámbito educativo cumple un papel muy importante de perpetuación de la cultura en general y la cultura cognitiva en particular. Desde esta perspectiva, la tarea del docente es proporcionar un entorno educativo estimulante que posibilite la curiosidad, actividad, iniciativa, la confianza para fortalecer el avance en la socialización e la interacción con todos los actores educativos. Aprender haciendo y aprender conviviendo  esto lo entendemos porque  los  contenidos teóricos son necesarios para avanzar en el aprendizaje de cualquier área de conocimiento, pero para lograr retenerlos y dotarlos de utilidad, es mejor experimentar con ellos. Esto, al menos, promulga la metodología pedagógica denominada "aprender haciendo"), que desecha técnicas didácticas como la memorización o la evaluación continua, en favor de otras que enseñen a los alumnos a "saber hacer". Lo que tenemos que aprender a hacer, lo aprendemos haciendo". Esta cita, atribuida a Aristóteles, es la mejor muestra de que la valoración del aprendizaje experimental sobre el puramente académico no es una moda nueva o una tendencia pasajera, sino que perdura en el tiempo.
Alumna: Martha Jaramillo

Personal Docente, administrativo y obrero del L.B. Alberto Arvelo Torrealba

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